Rol docente en educación superior online (Institutos Profesionales)

La educación online en Institutos Profesionales está creciendo con fuerza en Chile, transformando el rol del docente. Hoy, los profesores ya no son solo transmisores de contenidos: deben ser orientadores, mediadores y facilitadores del aprendizaje, capaces de guiar a estudiantes que buscan flexibilidad y pertinencia laboral. Este artículo explora los principales desafíos para apoyar a los docentes en este nuevo escenario —desde la formación continua y el uso de herramientas digitales activas, hasta la evaluación auténtica, la analítica de aprendizaje y las comunidades de práctica—, con evidencia de la literatura y datos recientes del sistema de educación superior.

Fernán Allende

3/24/20252 min leer

Del pizarrón al acompañamiento con propósito

Competencias y modelos de formación

Profesionalización docente y pensamiento creativo

La literatura coincide en que el desafío no es solo dominar la disciplina, sino profesionalizar la docencia misma. Feld (2007) destaca la importancia del pensamiento creativo como una herramienta cognitiva que permite al docente transformar al estudiante de objeto pasivo en sujeto activo de su formación.

Esto significa que el profesor online no puede limitarse a subir presentaciones o grabar clases; debe diseñar experiencias interactivas, proponer proyectos desafiantes y utilizar recursos digitales que estimulen la curiosidad y la creatividad.

Trayectorias diversas y necesidad de apoyo institucional

Un estudio de Sánchez Olavarría & Aguilar (2015) recuerda que muchos docentes en instituciones técnicas y profesionales provienen de trayectorias laborales diversas, a veces con poca formación pedagógica formal. Esto los hace especialmente valiosos por su experiencia práctica, pero al mismo tiempo plantea el reto de formarlos y acompañarlos pedagógicamente.

En los IP chilenos, el crecimiento de las Jornadas Completas Equivalentes (JCE) muestra que el cuerpo académico está aumentando en tamaño, pero aún con concentración en la Región Metropolitana y con brechas en formación de posgrado. Esto exige políticas de desarrollo docente continuas.

La educación superior chilena atraviesa un cambio estructural. Los últimos informes del SIES muestran que la educación a distancia ya no es un fenómeno marginal: en 2025 representa el 13,8% de la matrícula de pregrado y en el caso de los Institutos Profesionales (IP), concentra casi el 88% de la matrícula de primer año en esta modalidad. Del mismo modo, en 2024 más de una de cada cinco titulaciones en el sistema fue a distancia, y en los IP este formato ya alcanza el 23,2% de las titulaciones de pregrado.

En este nuevo escenario, el rol docente deja de ser el de un simple “transmisor de contenidos” para transformarse en un orientador, facilitador y mediador del aprendizaje. La pregunta clave es: ¿cómo apoyamos a estos docentes para que realmente sean un aporte a la calidad de la educación online?

De transmitir contenidos a guiar aprendizajes

Como plantea Navarrete Valero (2013), el docente debe dejar atrás la clase magistral como único recurso y enfocarse en acompañar a los estudiantes en la construcción de aprendizajes autónomos, fomentando la capacidad de “aprender a aprender”.

En la educación online de los IP esto es crucial: muchos estudiantes son adultos trabajadores que necesitan flexibilidad, orientación práctica y retroalimentación oportuna. El profesor se convierte así en un guía de trayectorias, que ayuda a sus estudiantes a integrar teoría y práctica en contextos reales.

Evaluación y mediación pedagógica

La evaluación no puede ser un trámite administrativo. Como recuerda Acuña (2014), forma parte de la tríada inseparable: enseñanza–aprendizaje–evaluación.

En modalidad online esto significa diseñar actividades auténticas, ligadas al contexto profesional del estudiante, con rúbricas claras y retroalimentación frecuente. Evaluar es también motivar y guiar, no solo medir.

Ética, valores y ciudadanía digital

El docente online también es un líder ético. Debe promover valores como tolerancia, democracia y solidaridad (Sánchez, 2011), que en el entorno digital se traducen en netiqueta, respeto en foros y uso responsable de herramientas de inteligencia artificial.

De este modo, la docencia online no solo forma técnicos competentes, sino también ciudadanos responsables y comprometidos.